Desde la plaza del mercado hasta sus famosas rutas subterráneas, la capital de Polonia es una de los destinos más interesantes para conocer este 2024
Varsovia se presenta como una ciudad donde todo es posible: descubrir la historia de Europa a través de sus fachadas, bailar hasta dormir en sus muchos clubs y saborear los famosos y tradicionales pierogi hasta empacharse. Esto es solo un ejemplo de lo que define a la capital de Polonia, con cerca de dos millones de habitantes y un carácter tradicional a la par que contemporáneo que la convierte en uno de los destinos más friendly de Europa.
Aunque Varsovia da para mucho, puedes aprovechar un fin de semana, lo que viene a ser 48 horitas, para conocer los lugares imprescindibles de la ciudad en la que nació Marie Curie, Juan Pablo II o Chopin. Eso sí, vivir la experiencia a full sin dejar nada atrás conlleva conocer algunos datos prácticos antes de iniciar el viaje.
En Varsovia se habla oficialmente polaco, pero su carácter turístico hace que muchos residentes hablen inglés o francés. La moneda es el zloty, que actualmente corresponde con 4,43 euros al cambio. En cuanto al transporte dentro de la ciudad, el tranvía es el método más antiguo, pero no el único. Se puede optar por el metro, que tiene dos líneas, autobuses o taxis.
El centro histórico de Varsovia
El corazón histórico de Varsovia es su Stare Miasto o ciudad vieja, el barrio más antiguo y declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Este distrito fue meticulosamente recuperado después de su destrucción durante la Segunda Guerra Mundial, conservando la arquitectura original que se remonta al Renacimiento y el Barroco. La Plaza del Mercado, con la Columna del Rey Segismundo III y el Castillo Real, es un punto de partida ideal para explorar calles empedradas llenas de tiendas, restaurantes y tropezarse con la Catedral de San Juan.
Un símbolo icónico de la época socialista en Polonia y uno de los edificios más fotografiados es lo que hoy se conoce como el Palacio de la Cultura y la Ciencia, un impresionante rascacielos de los años 50 de la época de la Unión Soviética. En la actualidad alberga teatros, cines, museos y una plataforma de observación que ofrece vistas panorámicas de la ciudad. Sin duda un recordatorio vivo de la historia política de Varsovia.
Otra de las actividades más interesantes de Varsovia es conocer su ciudad subterránea. Sí, tal cual. La capital polaca ofrece opciones para conocer los recintos subterráneos del Museo de Varsovia o los sótanos de la Casa de la Cultura de la ciudad vieja. Y es que, desde las viejas minas hasta los túneles fortificados de la II Guerra Mundial, es posible conocer la ciudad desde otra perspectiva. Si quieres hacer un recorrido un poco más especial también puedes optar por la Ruta del Levantamiento, un recorrido a pie para explorar los lugares históricos relacionados con el Levantamiento de Varsovia de 1794, también conocido como la Insurrección de Varsovia.
No olvides visitar el Palacio Łazienki, llamado el palacio en la Isla o palacio del Agua. Un edificio de estilo neoclásico ubicado en el Parque Real Łazienki. Sigue el recorrido de estos días y prepara tu móvil para fotografiar el famoso monumento a Marie Curie-Skłodowska, la ganadora del Premio Nobel, que se sitúa cerca de la universidad.
Y si tienes ganas de un plan cultural, visita el Museo de la Historia de los Judíos Polacos -Polin- situado en el distrito de Muranów. Un museo totalmente innovador que cuenta la historia de la comunidad judía en Polonia. A través de exposiciones interactivas y multimedia, puedes conocer su herencia cultural y sus contribuciones significativas a lo largo de los siglos.
Sabores de Varsovia: la cocina tradicional polaca
Para vivir la experiencia completa de conocer una ciudad es necesario saborear sí o sí su cocina local. Los pierogi, una especie de dumplings rellenos, ocupan un lugar destacado en el recetario de los polacos. Sea rellenos de carne, repollo o patata, estos sabrosos bocados se disfrutan por igual en los mercados de street food y en los locales de chefs consagrados.
Otra de las recetas más tradicionales es el bigos, el plato nacional polaco. Se trata de un guiso de carne, col agria y setas cocido a fuego lento, considerado un homenaje a la tradición y la paciencia en la cocina tradicional. La sopa de zurek, base de harina de centeno fermentada, es otro de los que no pueden faltar en tu menú cuando visitas Varsovia.
Por supuesto, no se puede hablar de la gastronomía en Varsovia sin mencionar sus postres. Desde los irresistibles paczki (bollos rellenos) hasta los sernik (pasteles de queso) y las delicias decorativas de mazapán. Un final perfecto para un buen almuerzo o cena polaco.