Braga

Braga, un paseo por la ‘Roma portuguesa’

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Los imanes de mi nevera

La catedral, la iglesia de Santa Cruz o los Jardines de Santa Bárbara son algunas de las maravillas que podrás visitar en la ciudad lusa.

Braga, una maravilla escondida en el norte de Portugal, es una ciudad marcada por su historia, cultura y belleza arquitectónica. Conocida como ‘la Roma portuguesa‘ por la gran cantidad de iglesias barrocas y catedrales que reúne, Braga es un destino que combina perfectamente la tradición con la modernidad. Desde sus monumentos históricos hasta su ambiente tranquilo, explorar Braga es sumergirse en la Portugal más auténtica donde contemplar las fachadas repletas de azulejos, monumentos y rincones gastronómicos.

El centro de la ciudad es un museo al aire libre, empezando por la Catedral de Braga, conocida como Sé. Su arquitectura gótica y románica impresiona a quien la conoce y se puede subir a lo alto de la torre para apreciar las vistas de la urbe desde allí. La iglesia de Santa Cruz o el convento de los Congregados son otros de los edificios religiosos que bien merecen una visita.

Pasear por la Rua do Souto que cruza el casco histórico, desde el Arco da Porta Nova hasta la Plaza de la República, es otro de los imprescindibles de Braga. En ella se ubican clásicas cafeterías y restaurantes bajo los arcos, además de la iglesia da Lapa, una curiosa fuente y el museo Nogueira da Silva.

Las calles peatonales están repletas de comercios tradicionales, tours de turistas descubriendo la ciudad y heladerías o tiendas. Otro de los lugares con más visitas son los Jardines de Santa Bárbara. Llenos de flores de distintas procedencias y con multitud de colores, en el centro se sitúa la estatua de Santa Bárbara, la patrona del parque, colocada sobre una fuente. Allí mismo se localiza el Palacio Episcopal, actualmente sede del rectorado de la Universidad de Minho, así como archivo y biblioteca. A tan solo unos pasos se encuentra también una fuente con una escultura moderna de metal de un dragón, símbolo de la cultura portuguesa.

Desde ahí el recorrido continúa hacia Casa do Raio, también conocida como Casa do Mexicano, la protagonista de las fotos de muchos turistas que quedan embelesados con la belleza de sus azulejos. Por su color también llama la atención el Teatro Circo, cuya fachada destaca por su intenso color rojizo.

Un poco más alejado pero más que imprescindible en la visita a Braga es el Bom Jesus do Monte, nombrado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. La escalera que lleva a la cumbre o inicio, donde se encuentra la iglesia, está formada por más de 200 escalones y por fuentes simbólicas, estatuas alegóricas y decoración barroca. Además, está rodeado por zonas boscosas, un bar donde tomar una Superbock bien fresquita y el Museo de la cofradía, cuyo patrimonio está constituido por piezas de arte sacra, y la biblioteca.

Gastronomía en Braga

El Astoria, el Vianna o el A Brasileira son algunos de los espacios gastronómicos más populares de la ciudad. En ellos y otros muchos restaurantes se puede probar el famoso bacalao a la Braga, un plato de cordero asado y, de postre, los fidalguinhos, dulces típico parecido a un pudín. Todo ello se puede acompañar de una copa de vino verde o su reconocido licor de ginja. Se trata de una bebida dulce hecha con guindas que también puedes disfrutar a modo de cóctel o llevarte a casa una botellita como souvenir.

Planes acuáticos

En las afueras de Braga existen numerosas zonas de playas fluviales para darse un chapuzón, practicar actividades acuáticas o disfrutar en alguno de sus chiringuitos. Un ejemplo es la playa fluvial de Adaúfe, a tan solo 15 minutos en coche desde la ciudad. La otra es la playa São Paio Merelim, situada en los márgenes del río Cávado.

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