Famosa por ser un paraíso terrenal, Sri Lanka es una de las islas más bellas del mundo. Se sitúa en el Índico y cuenta con más de 20 millones de habitantes que conviven con playas de arena infinita, ruinas en plena naturaleza, plantaciones de té y una cocina local donde no faltan las especias. En este post te proponemos diferentes planes para conocer de verdad el país asiático, uno de los destinos más exclusivos al que puedes viajar ya este año.

Sri Lanka ha recibido varios nombres a lo largo de los siglos, desde Ceylán (de ahí el famoso té) a Serendipia según los persas. La mejor época del año para conocer y evitar el excesivo calor de la isla va de diciembre a abril. Eso sí, merece la pena dedicar al menos quince días de estancia. Solo el vuelo, por ejemplo desde Madrid, implica más de 13 horas de viaje con escalas. Además, por eso y por las cientos de cosas que puedes hacer en este enigmático país, lo ideal es planificar el viaje eligiendo entre norte o sur y exprimir al máximo la experiencia.

Al fin y al cabo, estés donde estés, Sri Lanka desprende esa mezcla de misticismo, aventura, naturaleza y también lujo en forma de resort.

Colombo, Kotte y Kandy

Tres ciudades y tres epicentros urbanos de Sri Lanka. Colombo es la capital comercial del país. Además de pasear por su centro cosmopolita, merece la pena irse de compras o caminar por el Galle Face Green, el paseo marítimo. También destacan como visitas imprescindibles el Museo Nacional de la ciudad o el Fort, su distrito comercial y financiero. No pueden faltar tampoco el templo Gangaramaya, el más grande de la urbe, o la mezquita Jami Ul-Alfar.

En Kotte, la capital administrativa y oficial del país, no hay demasiado que ver. Puedes dedicar un ratito para conocer el Centro de Conferencias Internacional Bandaranaike o probar algún plato de la gastronomía local como arroz y noddles, el coconut roti -un tipo de pan plano rústico- o las famosas samosas o empanadillas.

La naturaleza más urbanita convertida en parques sí que está presente en Kandy, ciudad del centro de Sri Lanka y la segunda más grande. Allí puedes visitar templos como el del Diente de Buda. Un buen momento para conocerlo es por la tarde cuando acuden monjes y peregrinos a hacer sus ofrendas y rezar. Otro de los monumentos que más impresionan es la Bahiravokanda Vihara o gigantesca estatua de Buda situada en una colina. ¡Mide 25 metros de alto!

Alrededor del Templo del Diente de Buda podrás observar el lago Bogambara, también conocido como lago Kandy. Está en el centro de la ciudad y en sus casi 20 hectáreas de extensión encontrarás monumentos como el templo Diyatilaka Mandapaya.

Adentrarse en las cuevas de Dambulla

Dambulla es una ciudad situada a unos 150 kilómetros de Colombo y una de las más famosas desde el punto de vista arqueológico. Y es que en ella se encuentran numerosas grutas y templos increíbles que rememoran el carácter espiritual de Sri Lanka. Probablemente el más famoso sea el Templo de Oro, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1991, y reconocido por cualquier turista gracias al enorme Buda dorado que lo corona.

De todas las cuevas que protagonizan Dambulla, hoy en día solo pueden visitarse cinco. Una de ellas es la cueva Devaraja Viharaya, también llamada Templo del Rey de los Dioses, que alberga un Buda de 15 metros rodeado por sus discípulos. La cueva Pachima Viharaya es la más pequeña de todas y la cueva Devana Alut Viharaya o Segundo Nuevo Templo acoge numerosas imágenes hinduistas y budistas. ¡Sorprendente!

El Parque nacional Uda Walawe

Se encuentra al sur de Sri Lanka y es una de las reservas naturales más importantes del país. Se creó como santuario para proteger y cuidar a los animales salvajes desplazados por la construcción del embalse de Udawalawe en el río Walawe. La posibilidad de hacer safaris permite ver a manadas de cientos de elefantes salvajes.

El Parque Nacional Uda Walawe está abierto de 8 a 18 horas y, además de elefantes, acoge numerosas especies de animales que puedes contemplar si eres afortunado, como el gato de manchas oxidadas, el leopardo de Sri Lanka o el ratón endémico de Ceilán. Lo ideal es hacer el safari a primera hora del día o a última. El coste gira en torno a 30 euros. Esta reserva nacional también cuenta con una amplia flora y la presencia de multitud de especies de plantas de gran valor medicinal.

Las playas de Sri Lanka: Unawatuna Beach y Jungle Beach

Si lo que te gusta es el playeo y disfrutar de aguas turquesas y extensiones de arena que bien podría ser el Edén, Unawatuna Beach es seguramente la mejor playa para vivir la experiencia.

Es un destino perfecto para relajarse, saborear la cocina típica y nadar. Aunque es bastante turística, es realmente preciosa y en ella puedes practicar deportes como el surf o bucear. Además, puedes aprovechar y visitar el pueblo homónimo, donde se respira la auténtica cultura del país.

Otra playa de ensueño es Jungle Beach, ubicada justo al noroeste de Unawatuna. De hecho, desde el propio pueblo puedes llegar caminando -evita los tuk tuk si no son oficiales- en una media hora y disfruta en el recorrido del paraje natural. Si vas a hacer snorkel, lo mejor es que lleves tu propio equipo. Y si lo que quieres es vivir un atardecer de película, quédate un ratito más para contemplarlo desde el Sunset Point. Importante: no olvides llevarte una linterna para el regreso al punto de origen.

La roca de Sigiriya

La conocida como Roca del León es la espectacular huella de una erupción de magma endurecido de un extinto volcán situado en el distrito de Matale, en el centro del país. Acceder a ella no es precisamente fácil: son 1200 escalones en total para subir a la cima a través de diferentes escaleras.

Alrededor de esta masa, ubicada a 200 metros de altura, se construyó una enorme fortaleza rodeada de planicies verdes. Tras adentrarte en los llamados Jardines Reales, la visita continúa hacia el Palacio Inferior (del que sólo quedan unos restos). Desde allí comienzan las escaleras hasta la cima de la Roca de Sigiriya. A medio camino se llega a la zona de los frescos de las Doncellas de Sigiriya, a los que no debes dejar de prestar atención por su valor histórico ya que se cuenta que estos muestran el desarrollo del idioma y la escritura cingaleses.

El coste de esta visita completa, excepto al museo, es de unos 42 euros aproximadamente. Se recomienda llevar buen calzado, agua y acudir en las primeras horas de apertura de la zona para escapar de las altas temperaturas (abren a partir de las 6.30 de la mañana).

Ver a las ballenas desde Mirissa

Mirissa es uno de los mejores lugares del mundo para el avistamiento de ballenas. ¿El motivo? Que hay muchas probabilidades de que lo consigas. Allí se reúnen muchísimos ejemplares de la famosa Ballena Azul, la cual puede llegar a medir 30 metros de largo. También se suelen ver delfines y cachalotes si tienes suerte.

Existen numerosas excursiones en barco -cada mañana en temporada, los barcos salen en su busca- que al menos te llevarán surcando por el mar durante cuatro horas. Consulta a tu agente de viajes de Clickviaja para no quedarte con las ganas de vivir esta experiencia. Normalmente este tipo de actividades suelen incluir desayuno o aperitivo.

Una plan diferente en Sri Lanka

Ambalangoda es una ciudad situada en el distrito de Galle, al sur de la isla. Allí encontrarás artesanos que se dedican a realizar máscaras y marionetas talladas a mano en madera. Adquiere una y llévatela de vuelta a casa como recuerdo de este país lleno de cultura y tradiciones.

La ciudad, de apenas 20.000 habitantes, está a unos 90 kilómetros de Colombo y tiene una larga herencia de artesanía especializada local. Las máscaras son elementos representativos del folclore de Sri Lanka. Existen distintos tipos:  las Sanni, que suelen tener un solo color y se usan principalmente en ceremonias de curación, y las Kolam, que representan cuentos populares de la vida y los autóctonos del país asiático.

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