Riviera Maya

Riviera Maya, vacaciones en el paraíso

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Los imanes de mi nevera

Riviera Maya. Es cierto que si visitas este rincón mejicano, tendrás la oportunidad de tumbarte panza arriba y tostarte al sol al igual que las iguanas que encontrarás a tu alrededor. Sin embargo, esta costa caribeña es más que sol, playa y todo incluido.

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Riviera Maya te ofrece la posibilidad de tener unas vacaciones multiaventura. Pirámides, cenotes, ciudades milenarias, corales, delfines, tortugas… y tequila.

En tu viaje a este destino no podrás obviar la parada en Teotihuacán, donde coronarás la pirámide del Sol y de la Luna. En la cima sentirás el viento y verás pasar todo bajo tus pies. Además, en la tienda cercana a las pirámides podrás descubrir el Mezcal, que es el tequila más puro; y piedras muy curiosas como la obsidiana, a través de la cuál puedes mirar el sol.

Otra parada obligatoria es un cenote. Hay muchos cenotes repartidos por toda la geografía mexicana, tanto naturales como creados por el hombre. Bañarte en uno de ellos es un placer que no olvidarás jamás. Aguas tranquilas y selva a tu alrededor… ¡así, sí!

Para ahondar en la cultura de los mayas, lo mejor es visitar los yacimientos arqueológicos más importantes de la Riviera Maya: Uxmal y Chichén Itzá. Allí, si vais con un guía, os quedaréis pasmados con los avances científicos que los mayas ya sabían y plasmaban en sus edificios. Porque ellos no usaban las pirámides como templos al igual que los egipcios, sino que construían observatorios para estudiar las estrellas y saber cómo funcionaba el universo.

Siguiendo de excursiones por Riviera Maya y tras dos horas en furgoneta por un camino sin asfalto, llegas al corazón del paraíso: la Reserva de la Biosfera de Sian Ka’an. Manglares, pájaros, tortugas, cocodrilos, delfines, estrellas de mar, piscinas naturales, la segunda barrera de corales más grande del mundo… No hace falta explicar más. En esta visita tu herramienta imprescindible será el equipo de snorkel, el resto es observar y disfrutar.

Y con esto se acaba (casi) este viaje por la Riviera Maya. Ahora toca subir el volumen y cantar una buena a ranchera… ¡hasta pronto, wey!

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